Fuente: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgk1MN0Zoy8R0qyt_ugOnlzGgIbbICK0HlgYTUF0GQxhsb6LRP3sQ4VBUm24K3OfuOk0tCuEa9Nj5As4ZjxL7arV0rRFm4blFY9L4nJDsP62rPss0t8-U-xAhLT1gnqmFt4Gub5XhH-u-p/s400/1.jpg
El siguiente es un fragmento de un excelente artículo, que considero nos presenta la razón fundamental por la que debemos implementar la evaluación formativa al esquema educativo en todos los niveles en México....
La evaluación formativa
©Pedro Morales Vallejo, Universidad Pontificia Comillas,
Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Madrid
Disponible en
Publicado en Morales Vallejo, P. (2009). Ser profesor: una mirada al alumno.
Guatemala: Universidad Rafael Landívar, 41-98
1. La importancia de evaluaciones y exámenes
Para resaltar la importancia de evaluaciones y exámenes me voy a fijar en
varios puntos en los que no siempre pensamos de manera refleja, porque por lo
que respecta a los exámenes nuestra atención tiende a concentrarse en cómo
vamos a examinar (y habitualmente repetiremos lo que hemos hecho otros años y
no hay mucho que pensar) y en cómo vamos a calificar. Estas ideas iniciales son
fundamentales para hablar después de la evaluación formativa.
1.1. Los efectos no pretendidos de los exámenes
Antes de clarificar lo que se entiende por evaluación formativa1 es
iluminador pensar en lo que de hecho vemos que sucede después de un
examen cualquiera. Podemos recordar tanto nuestra propia experiencia cuando
éramos alumnos, como lo que vemos cuando nuestros propios alumnos finalizan un
examen.
Cuando los alumnos terminan un examen lo dejan en la mesa del profesor,
salen de la clase, se encuentran unos con otros ¿De qué hablan? ¿Qué se preguntan?
Naturalmente hablan del examen que acaban de hacer. Preguntan a sus compañeros
qué resultado les ha dado en un problema, cómo han enfocado la respuesta a una
pregunta. O consultan sus apuntes y textos para verificar si han respondido
bien, sobre todo si tienen conciencia de no haber hecho muy bien el examen.
Suele haber comentarios de este estilo:
Lo tenía bien estudiado pero no para responder a ‘este tipo de pregunta’,
No sabía que eso era tan importante,
Creía que lo había hecho bien pero ahora entiendo en qué me estaba
equivocando, etc.
Posiblemente qué es lo más importante y cómo hay que estudiar nuestra
asignatura lo hemos repetido muchas veces en clase; hemos explicado con más
cuidado lo que puede ser más difícil, pero… muchos alumnos no se enteran, y
mucho menos si apenas han aparecido por clase. Es cuando se enfrentan a los
problemas o preguntas de un examen cuando toman conciencia de sus fallos,
grandes o pequeños. Incluso hay alumnos que repasando el texto después de un
examen, o preguntando a sus compañeros, entienden lo que nunca entendieron en
las explicaciones de clase. Es posible que algunos alumnos suspendidos en ese
examen podrían aprobar si les examináramos media hora más tarde, o al día
siguiente, porque se han dado cuenta de sus errores e incluso, como acabo de
decir, realmente han comprendido (y no sólo repasado para poder
repetirlo de memoria) lo que hasta entonces no entendían.
La reflexión importante ahora, para nosotros profesores, es ésta: con los
exámenes convencionales pretendemos unas cosas (en definitiva calificar y
firmar unas actas) pero a la vez suceden otras. A los alumnos les llega una
valiosa información, pero… ¿No les llega demasiado tarde?
Aunque nos referimos ahora a los exámenes convencionales, lo mismo puede decirse
de trabajos escritos hechos en casa y de otro tipo de tareas; la información
que les llega a los alumnos cuando estos trabajos se devuelven corregidos y
calificados suele llegar ya demasiado tarde.
La pregunta que podemos hacernos es ésta: ¿Por qué no examinar para
informar a tiempo sobre errores, sobre cómo hay que estudiar, etc., sin
esperar al final? Porque la información eficaz para un aprendizaje de
calidad les llega a los alumnos cuando ven los resultados de sus respuestas
y ejercicios. Cualquier tipo de evaluación envía un eficaz mensaje a los
alumnos sobre qué y sobre todo cómo deben estudiar y además les fuerza
a una autoevaluación, les enfrenta con lo que saben y con lo que no
saben y les orienta de manera muy eficaz en su estudio posterior. Viendo lo que
sucede después de los exámenes podríamos darle la vuelta a la ecuación y
decidir que el alumno, en vez de estudiar y aprender para examinarse,
debería examinarse para aprender. Por aquí va a ir la idea, y la práctica,
de la evaluación formativa. Puede parecer complicado a primera vista, pero ya
veremos que no lo es tanto.
Si quieres leer todo el artículo presiona en el siguiente enlace:
Otros enlaces de importancia:
[PDF] Evaluación formativa y desarrollo de competencias en educación ... www.dialoga.com.mx/Contenido/.../5_Evaluacion_formativa.pdf
cual cres que sea la verdad de la evaluacion formativa en mexico, se cumple, es buena, como la toman los docentes?
ResponderEliminar